domingo, 28 de diciembre de 2014

ENEATIPO 3

Las relaciones afectivas y amistosas del E3 están amenazadas desde la misma base. Sustituir el amor por el gustar, aunque potencie el esfuerzo, impide la entrega. Sujetarse a las expectativas del otro implica la pérdida de sí porque se desconocen los propios sentimientos. No hay compromiso personal. La pareja no es alguien a quien amar y a la vez una fuente de amor, sino alguien a quien mostrar. No hay amor sino gusto y exhibición para alimentar la propia vanidad. Se trata de un Matrimonio de conveniencia, tal indica el título de Weir (1990). Pesan más las ventajas mutuas que los sentimientos personales. El abandono amoroso cede su protagonismo al cálculo y a la eficacia.
- Quiero un compañero que sea socialmnte aceptable, presentable.
- Ahí radica mi falsa entrega, porque yo no doy lo que tengo, sino lo que creo que el otro quiere.
- Otro aspecto es que, sobre todo en la relación de pareja, bajo la máscara de la buena chica (que hace o es como el otro desea), en el fondo no hago más que amarme a mí misma y a la imagen de buena chica con la que me identifico.
- En el ámbito de las relaciones afectivas, quiero ser como el otro me quiere para resultar amable y deseable.
- Esto hace que corra el peligro de encontrarme en una paradoja dolorosa; "si soy como el otro quiere, corro el peligro de alienarme, por tanto pudiera suceder que para no perder al otro, me pierda a mi mismo".
Las relaciones de pareja se resuelven en un juego de apariencias en el que la acción ocupa el vacío que produce la ausencia de sentimientos auténticos. No se ama, se hace el amor. No puede haber entrega de sí, porque se ha perdido la identidad en aras de la imagen. Predominan los aspectos formales y correctos. La representación teatral no elimina la frialdad. Hasta el orgasmo puede convertirse en fingimiento. Siempre las emociones adecuadas prevalecen sobre las auténticas.




Su exagerada preocupación por la imagen la lleva a depender anímicamente de un espejo para saber quien es, este espejo donde se observa y se evalúa a sí misma son los demás, así su foco de interés no es su propia experiencia sino lo que pueden pensar o sentir los otros respecto a ella. No existen méritos si no son observables, cada acción está encaminada a representar un papel, el más adecuado en cada ocasión. Sueña con ser el centro de admiración, que su público la aplauda por haber demostrado de lo que es capaz y lo que ha sabido conseguir, y no escatimará esfuerzos por llegar a ser aquello que más admira, pero necesita a los demás para afirmar su identidad, sin esa aprobación siente que no es nada, por ello tiene miedo a la soledad, cuando está sola no sabe quién es, rápidamente buscará una tarea que realizar, se arreglará ella, ordenará la casa o limpiará el coche, siempre algo que se ve, así, ocupándose de su fachada, consigue ignorar un yo interior que se siente ignorado y reclama atención, pero necesita estar sola de vez en cuando para descansar, abandonar su máscara y esa ansiedad inconsciente que le provoca el miedo a ser descubierta y el tener que mantener a raya sus sentimientos cuando no son adecuados o pueden mostrar debilidad. En el fondo es una esclava de la sociedad, una sociedad que dicta los papeles deseables, y ella los representa como si fuera una buena actriz que busca un buen papel para su éxito, pero tras cada actor hay un individuo que vive en el anonimato, como si a nadie le importase, que se siente como un niño al que nadie tiene en cuenta sino se comporta como un adulto....




E III. El Vanidoso no se siente bien porque las cosas le vayan bien, es necesario que los demás vean que las cosas le van bien, aunque no sea así en realidad. El éxito reside en su imagen, no en su vida, esto es así porque el sólo se observa por fuera, no tiene tiempo de analizar su interior, está demasiado ocupado en perfeccionar su apariencia y sobre todo en comprobar la impresión que causa en los demás. Del mismo modo busca la superficialidad de las personas, le interesa aquello que pueda aportar un incremento en el valor de su propia imagen, los valores internos sólo le importan sí estos son reconocidos socialmente en su entorno, en cuyo caso es capaz de hacer una pirueta curiosa, los incorpora en su imagen externa sin que lleguen apenas a traspasa su piel, podrá incluso ayudar a alguien con estos conocimientos sin siquiera saber en realidad de que está hablando,


III. El Vanidoso es infeliz porque no puede brillar siendo él mismo, ha de hacerlo representando a alguien creado a partir de valores externos, se trata de cómo tengo que ser para que los demás me valoren y de este modo se acabará olvidando de quien es él en realidad. Ello tambien provoca que suela parecer una persona superficial, dado que sus personajes carecen de profundidad, pero en realidad alberga un ser profundo, un ser bondadoso, pero que se siente triste porque no se puede mostrar.





domingo, 21 de diciembre de 2014

ENEATIPO 4

 PASIÓN


ENVIDIA.

Muchos de nosotros nos estamos del todo contentos con nosotros mismos tal y como somos, o con lo que tenemos, casi invariablemente, como son los otros o lo que tienen nos parece mejor. Por otro lado, cuántas veces nos hemos alegrado por la suerte que otra persona ha obtenido, porque ha conseguido un buen trabajo, una buena pareja, un premio, o por el contrario hemos lamentado que otra persona le haya salido algo mal. En cualquier caso, la buena o mala suerte de otros es algo que personalizamos, sea cual sea nuestra situación.
Constantemente comparamos lo que tenemos con lo que tienen otros, y la mayoría de las veces suele ser mejor lo de algún otro, tenemos cierta tendencia a proyectar plenitud, satisfacción, felicidad y otras cosas positivas en los demás y desde nuestro puntos de vista los demás siempre parecen tener lo que a nosotros nos falta. Esto nos lleva a percibir y proyectar lo bueno de nosotros en el exterior y a envidiar a los que están dotados con ello.
La parte más oscura de la envidia la podemos ver cuando seguimos a quienes envidiamos buscando la parte criticable de ellos, tratando de calumniar, perjudicar o hacer mal de alguna manera, e incluso alegrándonos cuando sufren o algo les va mal.
En términos del eneagrama, podemos decir que nuestra envidia se muestra de modo más dramático en cuanto se trata objeto de nuestro instinto dominante; sexual, social o autoconservación.
En el subtipo de autoconservación tenemos tendencia a envidiar la seguridad física, en forma de suficiencia económica, de una buena casa, o un buen puesto de trabajo, también envidia de la fortaleza física, la resistencia o la salud, en general cualquier cosa que percibamos superior en otro relacionado con la supervivencia y el bienestar.
En el subtipo social la envidia trata sobre la capacidad de ser considerado un buen amigo, o un lugar en el grupo jerárquicamente superior, además del prestigio, el poder, respeto social, elogios, etc..
Y si el instinto sexual es el dominante sentiremos la envidia en el área de las relaciones íntimas, como la capacidad de atraer a alguien, o la pareja de otro pensando que es más deseable que la nuestra, el número de conquistas, etc. Además algunos sufren simplemente por estar interesados en alguien que no está a su alcance, hasta el punto de que esta es la única relación suficientemente excitante para mantenerse enganchados a ella.
Hay grados de envidia, empezando por la admiración hacia alguna persona o a algo que posee y desear que nosotros lo poseyéramos, esto es algo que siempre está presente. En su grado más alto la envidia es un estado de profunda turbulencia y malestar, puede alcanzar el extremo de malicia o de odio. Si permitimos ese odio en nuestra alma veremos que es un intento de destruir la fuente de esa perturbación interna en un intento de restaurar la paz en nuestra conciencia.
La envidia es así una respuesta a la disparidad y la discrepancia de un juicio comparativo, y en este juicio está implícita la preferencia por lo que hemos juzgado como mejor y con ello el juicio de que lo nuestro es inferior. Una vez que este juicio está hecho nos volvemos contra nosotros rechazando y esencialmente odiando lo que somos y lo que tenemos.
Lo que añade malicia a la envidia es tanto el sentido de injusticia por no poseer el objeto como el no poder adquirirlo. Esto lleva a sentir hostilidad hacia lo que consideramos bueno, y empezamos a odiar la fuente de nuestra envidia por hacernos sentir tan desprovistos de suerte y tan impotentes de para hacer algo por cambiarlo.


VIRTUD


ECUANIMIDAD.

Cuando envidiamos a otro estamos idealizando al otro y a lo que éste posee, y al mismo tiempo rechazando a nosotros mismos y a lo que tenemos. De este modo tanto nosotros como el otro en vez de ser tomado como una totalidad, una persona completa, es considerada por una parte, y la parte o las partes del otro son idealizadas como lo bueno, y esto es todo lo que vemos. Solamente cuando estamos abiertos a nuestros cambios de estado, cuando somos capaces de vernos en nuestra totalidad, vernos con todo lo que somos, somos capaces de ver lo mismo en los otros.
Ecuanimidad viene a significar “igual animo”, lo que se puede traducir en un balance emocional, y este balance sólo es posible cuando nos soportamos a nosotros mismo con equidad, de mente y de corazón, es una apertura hacia toda nuestra totalidad, cuando somos ecuánimes estamos en un estado de equilibrio emocional que empieza por una visión equilibrada de los otros y de nosotros mismos.
La ecuanimidad se desarrolla manteniendo nuestro corazón abierto a todas las circunstancias cambiantes de nuestra vida. Manteniendo una apreciación abierta hacia lo que consideramos bueno, no como algo deseado y de lo que no disponemos, sino como algo implícito naturalmente en nosotros al igual que en los otros. Cuando somos capaces de regocijarnos y deleitarnos en la belleza, brillantez, abundancia o desarrollo del otro estamos reconociendo que es una parte de la totalidad de la que también somos parte.
Como todas las virtudes, desarrollar la ecuanimidad empieza con nuestra experiencia del momento presente. Nuestra relación con los procesos internos, con el constante cambio de pensamientos, sentimientos y sensaciones es el principio de la ecuanimidad. La verdadera actitud de ecuanimidad, no valorando una experiencia sobre otra, nos permite estar con la totalidad de nuestra experiencia, y haciendo eso, experimentar nuestra totalidad.


La autopercepción del E4 se sustenta en la idea del defecto y la carencia, cuyos orígenes hay que remontar a la infancia. Se convierten en una constante vital de la que no se puede prescindir. La insaciabilidad es su drama porque nunca alcanza la satisfacción. La envidia actúa de sucedáneo pero nunca consigue su objetivo. A lo más, se aproxima. La referencia ajena es la pauta, por lo que el sentimiento de disgusto es mayor.....
El sentimiento de pérdida está vinculado al amor, como instancia primera y última del E4. La seguridad de amar y de ser amado se ve resquebrajada por la privación óntica que implica el tipo de pérdida que experimenta. El vacío se traduce en falta de amor y la voracidad que despierta en hambre de amor. El mecanismo que une ambos es la envidia como carencia y deseo.
La pérdida genera tristeza y melancolía. La nostalgia pone el acento en lo que no se posee. Por ello, el E4 huye del aquí y del ahora para refugiarse sobre todo en el pretérito: "Cualquier tiempo pasado fue mejor". El presente se muestra inalcanzable. Se pierde así la conciencia de los valores poseídos.
La valoración de lo ajeno viene acompañada aquí por la desvalorización de lo propio. Lo primero puede ser virtud y perspicacia, pero junto a lo segundo la envidia está servida. Este proceso contiene un odio soterrado hacia sí mismo, que tarde o temprano desemboca en un descrédito general, incluido el objeto admirado: " las uvas están verdes", según reza la fabula de Samaniego.
Perturbación de la conducta a través de algunas estrategias operativas:
1.Comparación que conduce a la competitividad.
2.Dependencia y apego en las relaciones con los demás.
3.Desvalorización unida a la culpa y al deterioro de la autoimagen.
4.Vivencia masoquista del dolor y del sufrimiento.
5.Desconfianza, miedo, huida y alejamiento.
6.Emocionalidad preponderante que culmina en el odio.
7.Experimentación intensa de las necesidades y de ser especial.
La relación de pareja y amistad se concreta en la dependencia y el apego como formas parasitarias de vivir el amor. La envidia cifra sus pretensiones en suprimir la alteridad y la diferencia, al menos cuando éstas son vividas desde la inferioridad. Esta tarea justamente dinamita las bases del amor, porque tanto la alteridad como la diferencia son sus ingredientes básicos. La ruptura o la separación, en tanto que pérdida del referente envidiado, condenan a la soledad y al vacío. No hay amor al otro sino utilización. No se busca al partner, con quien se establecen relaciones de simetría, sino un salvador que se enfrenta a la tarea imposible de proporcionar felicidad a un E4. El autoboicot del envididoso invalida cualquier intento.




E IV. La envidia. Envidia de que otros hayan tenido una infancia mejor, de que los demás puedan tener una vida plena y sepan quienes son. Ella no sabe bien quien és, sabe que si no le hubieran fallado cuando era una niña ahora podría ser alguien y sentirse bien. Pero se siente mal, no puede perdonar, le han privado de una vida como la de las personas felices que tanto le molestan. Insatisfacción, tiende a evitar la dicha, se siente más segura en su amargura, al fin y al cabo la felicidad no puede durar y eso conlleva una frustración. Desde su negrura reclama amor y atención. Si no se lo das te hará sentir culpable, se siente mal por tu culpa y no te perdona por ello y mucho menos aún, consentirá que seas feliz. Y si se lo das también te hará sentir culpable, por no estar a la altura de lo que ella esperaba,y sufrirá por ello y te hará sufrir con ella. Aún así necesita el amor, le hace sentir, necesita sentir, es en sus sentimientos donde siente que es alguien. Dependencia sin confianza, amor sin entrega, quiere un amor que no existe, sólo está en sus sueños.

domingo, 14 de diciembre de 2014

ENEATIPO 5

El Investigador. Cuando evoluciona positivamente el E V desarrolla una capacidad de observación y entendimiento extraordinarios. Tiene una mente despierta y siente una gran curiosidad por conocer el funcionamiento profundo de cualquier cosa, su capacidad de aislamiento le proporciona un gran poder de concentración con el que pueden bucear por el entramado del más puro conocimiento. Esta atracción por el trabajo intelectual viene explicada por la tendencia de los V a refugiarse en su mente, donde se sienten seguros y protegidos, donde se manejan con soltura. Posiblemente, ya de niños, encontraron así, en la forma de una cabaña en el árbol del patio de casa, la manera de poder desenvolverse con libertad, de no ser rechazados ni criticados. Pero este aislamiento tiene un precio, el E V no se maneja bien en las interacciones sociales, éstas le producen ansiedad, sobre todo cuando se trata de manejar los sentimiento y las emociones, sienten curiosidad por las personas pero desde la posición de un observador, no se comunican bien, en cuanto se remueve alguna emoción en su interior salen corriendo a su cabaña en el árbol para analizar que ha pasado. El precio del aislamiento es la soledad, aprendieron a desconectar de sus sentimientos y ahora viven en un mundo puramente mental, un rico mundo que quieren compartir, pero sin saber cómo hacerlo. El Investigador necesita tomar contacto con su cuerpo, donde están las emociones que tanto le asustan pero también su energía instintiva, necesita perder el miedo y entregarse a las relaciones, aprender a comunicarse sin abrumar al otro con su poderío mental, darse a conocer y relajarse, tiene mucho que aportar y compartir. Son sus sentimientos lo que debe usar y desarrollar, el " amar sin miedo", de este modo alcanzará a ser una persona completa y extraordinaria...




E V. Tiene miedo a que le hagan daño. Siente una necesidad de relaciones humanas auténticas pero se retrae, no quiere caer en una entrega total donde suele acabar sintiéndose traicionado, cree que los demás se relacionan de forma superficial y él no sabe hacerlo o no le interesa. El E V se esconde, se refugia tras las trincheras dejando un resquicio para poder observar el exterior, se avitualla, de ahí su tacañería, quiere estar preparado y armado para cuando deba salir. Pero sabe que está solo, siempre será una cuestión de tiempo el que se arrepienta de haber comenzado cualquier relación, en algún momento le pedirán algo y tendrá que dar un paso atrás e irse por donde ha venido. Volverá a su refugio, donde no necesita a nadie, donde seguirá preparándose,preparándose para nada....





Eneatipo V: la avaricia y el desapego patológico « [...] Culpa. El eneatipo V (junto con el eneatipo IV, en la parte inferior del eneagrama) se caracteriza por una propensión a la culpa, aunque el eneatipo IV siente la culpa más intensamente, pues aquí queda “amortiguada” por un distanciamiento general de los sentimientos. Sin embargo, la culpa se manifiesta en una vaga sensación de inferioridad, en una vulnerabilidad a la intimidación, en un sentimiento t inadecuación y timidez, y, más típicamente, en la característica ocultación de la persona.Aunque puede entenderse la culpa a la luz del fuerte superego del eneatipo V, pienso que también es una consecuencia de la implícita decisión temprana de apartarse del amor (como respuesta a la falta de amor del mundo exterior).Así, puede considerarse el frío desapego del eneatipo V como un equivalente de la ira en el vengativo eneatipo VIII, que pugna por salirse con la suya y lucha por sus necesidades en un mundo hostil. Su separación de la gente es un equivalente a luchar contra ella, como si, en la imposibilidad de expresar ira, aniquilara al otro en su mundo interior.Al adoptar una actitud de indiferencia amorosa, siente una culpa que es comparable al a del bravucón testarudo, sólo que es más “visible”, porque el bravucón la niega defensivamente, mientra que aquí se manifiesta como una kafkiana propensión a la culpa que lo impregna todo.[...]». Carácter y neurosis, Ed. La Llave, 2005, pp. 91,92

domingo, 7 de diciembre de 2014

ENEATIPO 6

El miedo y la desconfianza. El miedo a tomar decisiones equivocadas limita la vida del E6, necesita una figura de confianza que le marque el camino, sin embargo esto no anula su suspicacia, teme ser manipulado y que se aprovechen de él, una constante puesta en tela de juicio acompañará cualquier tipo de relación, sólo en casos de una total convicción se entregará totalmente, lo cual se puede acabar convirtiendo en algún tipo de fanatismo.
La proyección como mecanismo de defensa: proyecta en los demás sus miedos internos, la falta de confianza en sí mismo y el sentimiento de culpabilidad,esto le conduce a una situación de alerta permanente, una sensación de estar siempre bajo amenaza.
Tendencia a la racionalización e intelectualización con el fin de evitar emociones e instintos. El control racional de las situaciones le proporciona un falsa sensación de seguridad que no hace más que esconder sus miedos bajo una fina capa de pensamientos, que muchas veces tratan simplemente de distraer y no prestar atención a la parte emocional de un problema. Se puede refugiar en actividades que pueda controlar racionalmente como saber fechas, planificar actividades, resolver sudokus o apalabrados....
Estabilidad laboral:en el trabajo el E6 busca la seguridad en una figura de autoridad eficaz, que le proporcione reglas estables de cumplimiento y pautas de reconocimiento con las que pueda encontrar su sitio fijo, puesto que teme a los cambios, que ve como amenazas. Debido a ello, si encuentra su tranquilidad, puede convertirse en un empleado leal y fiel de por vida.
LA PASIÓN MIEDO En tiempos remotos el ser humano debía estar centrado en su supervivencia, en tener suficiente comida y en mantenerse a salvo de los peligros, que dependían en gran medida de los caprichos de la madre naturaleza. Hoy en día, ya no es este el punto central de nuestra atención, sin embargo eso no ha hecho que disminuya el miedo en nosotros, ahora en vez de preocuparnos por obtener el sustento nos preocupamos por no destruirnos a nosotros mismos. Este relativo bienestar en los últimos tiempos viene explicado por un aumento en la tecnología y el conocimiento científico, que ha ido invadiendo el terreno a la autoridad religiosa, como forma de entender la realidad. La iglesia y también Dios poco a poco han ido perdiendo su lugar como comprensión de la vida y esto ha dado lugar a apartar a un lado la importancia del alma humana. La industrialización nos ha llevado a ser solamente una mota en las masas, y la vida moderna, con toda su sofisticación y comodidades, nos ha ido despojando de un sentido de profundidad y significado. Por ello, el “miedo”, la pasión del punto Seis, en lugar de estar erradicado, simplemente ha cambiado su aspecto. El miedo es hoy uno de los pilares de la vida moderna, desde el momento en que nos identificamos con nuestra estructura de personalidad, vivimos con miedo. Tenemos miedo a diferentes cosas, desde el eneagrama vemos que cada eneatipo tiene un miedo básico a algo diferente, sin embargo cuando simplemente tenemos miedo de todos y de todo en algún grado, o si tenemos miedo sin identificar el objeto que lo produce, simplemente como un impulso de nuestra psique, entonces es muy probable que seamos un tipo Seis. En referencia a los subtipos instintivos, aunque el miedo esté más relacionado con el instinto de supervivencia, vemos que la relación con el instinto social hace que prevalezca un sentimiento de que necesitemos formar parte de un grupo para sobrevivir, o en el caso del instinto sexual que para asegurarnos nuestra supervivencia deba ser a través de las relaciones íntimas. Sin embargo, independientemente de cual sea el subtipo dominante, la estructura de personalidad del Seis siempre está relacionada con el miedo. Convencido de que el mundo es inseguro y peligroso, y el entorno un lugar hostil, y que los otros están impulsados solamente por el egoísmo, les posiciona en una perspectiva de cinismo según la cual la bondad no sólo es algo inalcanzable sino que simplemente no existe. No sólo dudando de la cara positiva de las personas sino más aún de la intención de los impulsos instintivos, de sus motivaciones, lo que produce una actitud temerosa hacia la realidad interna, experimentándola como desconfiable y engañosa, un temor básico a los impulsos que surgen espontáneamente de nuestro interior. Es esta convicción de desconfianza hacia uno mismo, hacia los demás y hacia el mundo en general la que conlleva un permanente estado de miedo o ansiedad. Inevitablemente, todos nosotros, en el punto en que nos identificamos con nuestra personalidad, compartimos este cinismo del punto Seis y su resultante pasión, el miedo. .  

LA VIRTUD CORAJE Cuando buscamos seguridad para luchar con este miedo, la buscamos en fuera de nosotros, en algo o alguien que nos la proporcione, esto resuelve pocas veces el problema y si lo hace es sólo de manera temporal, pues es una situación de dependencia, en la que está implícito el miedo a la pérdida, lo que nos conduce a un círculo vicioso, cuando buscamos fuera de nosotros la seguridad, nuestra búsqueda se hace infinita. Esto sucede por la manera en que funcionamos psicológicamente, con una reserva de ansiedad acumulada durante nuestra vida y no gestionada, es imposible sentirse seguros sin ponerse a trabajar sobre ello directamente. Si lo que conforma nuestra estructura de personalidad es la inseguridad, la única solución es trabajar esta estructura abriéndose al miedo contenido en ella. Más que buscar seguridad, entonces, se trata de explorar nuestra falta de seguridad. Entender que esta inseguridad es más bien algo neurótico más que algo realista, y que el remedio reside en nosotros mismos, que la seguridad la encontraremos en nuestro interior y que lo que interfiere en nuestra capacidad de conseguirlo es el estado de ansiedad. Nuestra ansiedad, normalmente desproporcionada en relación a la situación real, inhibe e incluso paraliza la posibilidad de vivir plenamente, tenemos miedo de las cosas externas, pero cuando exploramos esto detenidamente la mayoría de veces el miedo es hacia nosotros mismo, hacia nuestro deseos, hacia nuestros impulsos, a qué pasaría si actuásemos espontáneamente, incluso tenemos miedo de provocar ansiedad en el otro y esto incrementa la nuestra. Lo más difícil para una persona es abrirse y observar la realidad interior, universalmente coraje es, en su connotación más profunda, el coraje de mirarse a uno mismo, pensamos que coraje es ausencia de miedo, pero el verdadero coraje no es eso sino más bien la valentía de ver qué el lo que se necesita para enfrentarse a cada pensamiento que nos produce miedo, para ello debemos empezar por enfrentarnos a nuestros propios juicios acerca de lo que encontremos, a las creencias establecidas en nuestro pasado que dan cuerpo a ese miedo. A descubrir que pensamos que los demás son mucho más amenazantes y malévolos de lo lo son en realidad, y que por eso muchos de nosotros vivimos el miedo basándonos en esta creencia. Cuando exploramos esto encontramos que se trata de una proyección de nuestra propia agresividad y hostilidad desplazada, sobre todo en los casos en que tratamos de ser buenas personas y mostrarnos a nosotros mismos con una vida íntegra, poniendo en los demás nuestros propios impulsos, de los que pretendemos renegar. Reconociendo estos impulsos agresivos nos encontramos paradójicamente en dos cambios perceptivos, el primero en nuestra forma de experimentar el mundo que nos rodea, que es mucho más benevolente y amoroso de lo que nos parece, y el segundo en la forma en que nos experimentamos a nosotros mismos y nuestra naturaleza. Nuestra proyección crea una especie de cortina que oscurece lo que percibimos, tanto alrededor nuestro como en nuestro interior, bloqueando la luminosidad que está presente y es fundamental en la naturaleza de todo lo que existe. Cuando valientemente penetramos en nuestra experiencia interior, incluida nuestra propia presencia, encontramos que nuestra naturaleza es algo indestructible, y nuestra ansiedad desaparece, cuando tenemos el coraje de relajarnos y dejar de estar alerta nos abandonamos al verdadero soporte amoroso de la realidad.







domingo, 23 de noviembre de 2014

ENEATIPO 7

El entusiasta, posee un carácter puramente optimista, enfocado en ver el lado bueno de la vida y evitar el sufrimiento. Es básicamente una búsqueda de placer lo que le mueve, pero no un placer simplemente lúdico sino ampliamente intelectual, su inteligencia está muy desarrollada en este sentido y puede alcanzar una gran sabiduría de la vida, del " saber vivir ", y adquirir conocimientos que de modo totalmente pragmático le lleven a conseguir sus objetivos. Su entusiasmo es contagioso, " el alma de la fiesta ", su atención siempre está puesta en las cosas buenas de la vida, esa es su principal manera de disfrutar, siempre hay proyectos e ilusiones, cosas interesantes que planear. Comparte profundamente eso de " la felicidad reside en la antesala del placer ", su manera de evitar el sufrimiento es esta, planificar es tener la mente ocupada con cosas agradables e interesantes, le permite vivir en un mundo aparte, un lugar sobre las nubes donde la imaginación proporciona libremente todos los placeres, un " país de nunca jamás " como Peter Pan. Su mecanismo de defensa reside en el poder de racionalización, entendida como un instrumento que consigue justificar actitudes o acciones cuyo motivo muchas veces se esconde en su inconsciente tras una motivación básicamente hedonista. En las relaciones se caracteriza por una complacencia seductora, deslumbra con su optimismo, siempre dispuesto a aconsejar y a ayudar mostrándose solícito y alegre, poniéndote sutilmente en deuda con él, y esto le proporciona un derecho especial a recibir lo que necesita de aquellos a quienes complace, desplegará sus encantos y luego te concederá el privilegio de hacer algo por él, cuando él lo necesite, es su gran manera de negociar, si hay alguien capaz de vender lo invendible, es él, puede convencer a cualquiera con su discurso, es elocuente, inteligente y sabe manejar como nadie las palabras. Si se siente insatisfecho puede llegar a tener fuertes estallidos de violencia, o en una forma menos impulsiva adquirir un tono burlón y sarcástico, pudiendo llegar a ser cruel y no darse cuenta del daño que ocasiona. Como pareja es un compañero perfecto, cariñoso atento y considerado, y deja hacer, y claro, quiere que le dejen hacer, necesita cierta independencia. Debe mantener el interés en la pareja, si se aburre quizás necesite encontrar nuevas emociones con que llenar su vida. En su búsqueda de amor puede confundir amor con placer y perderse una verdadera relación, pero crear una familia es algo que se puede ajustar satisfactoriamente a sus planes y puede llegar a ser por ello un gran protector de los suyos. El E VII sabe de su superioridad, vive demostrando al mundo y a los demás que sabe ser feliz, en definitiva que sabe, sabe conseguir, y esto se nota, siempre es bueno estar acompañado de un entusiasta, te mostrará motivos para estar contento y te animará a ver el lado alegre de la vida, claro que cuando se vaya y se lleve su mundo de colores con él, te despertarás y tendrás que poner tus pies en el suelo, ya que sólo él sabe vivir en las nubes....
                                                       
PASIÓN


Gula.

Nuestra atracción por el placer nos mueve hacia aquello que nos lo proporciona, mientras que nuestra aversión al dolor nos alerta para permitirnos huir de cualquier amenaza. Así nos encontramos impulsados a vivir en búsqueda del placer y a evitar el sufrimiento, aunque la mayoría de nosotros nos regimos por este principio en algún grado, esta es la dificultad que caracteriza el punto Siete.
Hoy en día disponemos de muchas maneras de satisfacer este llamado principio del placer, es en sí lo que alimenta el consumismo de los tiempos en que vivimos, y alcanza un estado de insaciabilidad que se convierte en una adicción a una búsqueda de estimulación y excitación constante.
También disponemos de modos de evitar el sufrimiento y las dificultades, mediante distracciones, ensoñaciones y fantasias para evadirnos del momento presente, de hecho el hábito de escapar a nuestro propio mundo mental es un síntoma de que estamos tratando de evadirnos de alguna sensación desagradable.

Una característica de una persona adulta es el aceptar las cosas como realmente son y hacer lo que objetivamente se tenga que hacer al margen del grado de confort o disconfort que experimentemos. Como adultos, si nos movemos por el impulso de obtener placer y evitar el dolor, nos estamos comportando en realidad como niños grandes, claro que en realidad existan pocos verdaderos adultos hoy día...

La pasión que estamos tratando aquí es la “gula”, una avidez o excesiva indulgencia por el placer, por satisfacer los deseos. La gula es sobre todo un deseo por consumir, pero en el sentido de probar y sentirse estimulado, no en el sentido de consumir hasta saciarse, que sería más característico del tipo Ocho. Es un apetito mental más que corporal, en el que el placer reside más bien en el estímulo que en el consumo, y esto inevitablemente conduce a una sensación de insatisfacción o insuficiencia, que acaba en la búsqueda de más estimulación.
Otra forma de búsqueda de placer, que no es tan aparente, es el placer por las emociones intensas, incluso aunque estas emociones puedan resultar dolorosas. Para muchas personas la intensidad emocional puede resultar tan intoxicante como una droga, y llevar a comportamientos histéricos, sin embargo esto no significa que estén experimentando las emociones en sí, sino que está siendo excitados por ellas, sintiendo su superficie pero resintiéndose a entrar en ellas profundamente.

En el eneatipo Siete la gula refleja su sufrimiento, aunque pueda parecer lo contrario, cuando invertimos mucha energía en estar estimulados y tratamos de enfocarnos en la parte positiva de las cosas, podemos sospechar que en realidad sentimos miedo por enfrentarnos a algo doloroso, el Siete tiene este habito, y en su huida consciente o inconsciente del dolor limitan el contacto completo con la experiencia de sí mismos, y en consecuencia de la vida, y este es su mayor motivo de sufrimiento, cuando tratan de experimentar la vida se encuentran con que no son capaces de hacerlo completamente, atrapados por los mecanismos de defensa de su ego.


VIRTUD



Sobriedad

Si nuestra orientación es hacia el placer, si nos enfocamos en las experiencias agradables más que en la realidad de lo que nosotros experimentamos, estamos fomentando la pasión de la gula en vez de estar alineados con nuestra verdadera naturaleza y la manifestación de nuestra alma. Para realizar un verdadero trabajo transformador necesitamos valorar más la verdad que el placer, tomar contacto con el contenido de nuestra alma, sea lo que sea lo que nos haga sentir. Para conocer la realidad de nuestra naturaleza debemos conectar con la sensación de vacío y observar lo que encontremos ahí, en vez de ansiarnos por llenarlo en un esfuerzo sin fin.


Esta dependencia por la estimulación no nos permite tomar conciencia de nosotros mismos puesto que para eso es necesario un estado de paz y quietud.
Esto nos lleva a la virtud de la sobriedad, que denota un restricción en los apetitos y nos guia por el sano camino de la razón, sin mostrar excesos o actitudes extremas, sino seriedad y reflexión, fundada firmemente en la realidad y no en los impulsos resultantes de las fantasias.
El sentido de realismo que expresa esta virtud reside en la experiencia del momento presente, siempre indepedientemente de si es agradable o dolorosa, en otras palabras, estar completamente en el momento presente significa estar abierto a nuestra propia experiencia, sin importar la cualidad de ésta. Para trabajar la sobriedad por lo tanto debemos desapegarnos del principio del placer y adherirnos al principio de la realidad.
Esto significa dejar de sentirnos como si fuéramos vasijas vacías que necesitamos llenar, consumidores que necesitan ávidamente consumir. Significa dejar de movernos hacia lo que nos resulta bueno o familiar, y decidir abrirnos al magnífico misterio de nuestra verdadera naturaleza.



domingo, 16 de noviembre de 2014

ENEATIPO 8



A nivel emocional, la lujuria se traduce en una lucha en solitario por conseguir el propio placer, sin tener en cuenta a nadie y sin esperar nada de nadie. La renuncia al amor lleva implícita una dificultad de recibirlo, de creer en las buenas intenciones de nadie, una desconfianza en la bondad que deriva de la proyección en el otro de la propia actitud. En combinación con esto, la persona elegida como objeto de amor, sea la pareja o los amigos " compinches " escapa a ese prejuicio emocional y con ella se establecen relaciones de mucho apasionamiento y entrega, muy posesivas al mismo tiempo.... El tipo 8 presenta una gran dificultad para ver su debilidad, su necesidad de ternura porque esto le llevaría a sentirse vulnerable, a conectar con el dolor de la carencia, y esto es lo más evitado, puesto que rompería su imagen dominante y daría al otro el poder de hacerle daño; el miedo al dolor se mantiene fuera de la conciencia a través de una actitud de exponerse al riesgo. Subtipo sexual: la lujuria se manifiesta en una total posesión de la pareja a la que se le exige una entrega incuestionable y absoluta. (....) No hay vergüenza por el deseo, que va por lo que quiere, guiado por la fuerza animal del instinto, con un matiz avasallador. La posesión comporta el placer del propio poder, implica dominio, sometimiento del otro. El temor a ser dominado lleva a una postura dominante, desde la que el amor se confunde con la posesión. El deseo es el de encontrar a alguien tan valioso como para que merezca formar parte de mi y confirme mi valía, alguien a quien incorporar, alguien con quien fusionarse sin perder mi identidad. La posesión confirmaría esta fusión y permitiría satisfacer mi necesidad de entrega. Eneagrama, C. Durán y A. Catalan.

domingo, 9 de noviembre de 2014

ENEATIPO 9

Se trata de una persona escéptica, no es que no encuentre una pareja a su altura, es que no ha encontrado su alma gemela, en la que poder confiar, una persona con la que pueda fusionarse. Es en esta entrega amorosa tan idealizada donde el E IX espera ver satisfechos todos sus deseos. Alguien a quien entregarse en cuerpo y alma. Sin embargo, una baja autoestima hace difícil sentirse merecedor de la persona ideal, debido a lo cual se puede llegar a encontrar en un conflicto curioso: por un lado una necesidad de realizar grandes esfuerzos para sentirse suficientemente valioso y atractivo y por otra una lucha contra la pereza que normalmente le embarga y le aboca a la pasividad. De este modo puede pasar mucho tiempo hasta que este individuo forme una pareja estable, pero si un día la encuentra vivirá exclusivamente para ella y aunque la relación se acabe es posible que él nunca la olvide...



E IX. El pacificador, busca la paz interior, pero no una paz espiritual sino una ausencia de conflictos, para ello simplifica su vida y su psique, cambia su mundo interior por el mundo de los demás. Evita atender sus necesidades dando prioridad a las de los demás, quiere que todos a su alrededor se sientan bien y así él se siente bien. Lo que se dice una buena persona...eso parece...pero también tiene un lado oscuro, una agresividad pasiva; indulgencia, parsimonia, impuntualidad, puede acabar con tus nervios con tanta tranquilidad!!!



Eneatipo IX: la pereza, la acidia, la inercia psicoespiritual y la actitud sobreadaptada Hacia afuera muestran una discreción armoniosa, una calma agradable, un paralelismo simpático que no quiere provocar ni influir ni impresionar ni transformar al otro.[...] Aunque siempre hay una disposición al acompañamiento tranquilo y armonioso, no se muestra frente a los extraños ninguna amabilidad, ninguna cálida acogida, sino una actitud que parece indiferente.[...] Frente a algo que sea arrebatador, entusiasta, este tipo observa al principio una benévola aunque crítica neutraliadad.[...] Pero una emoción impetuosa puede ser acremente derribada con una frialdad asesina".



domingo, 2 de noviembre de 2014

Se puede


¡ SE PUEDE !
Si me ves cansado… fuera del sendero,
ya casi sin fuerzas para hacer camino;
si me ves sintiendo que la vida es dura,
porque ya no puedo, porque ya no sigo.
Ven a recordarme cómo es un comienzo,
ven a desafiarme con tu desafío.
Muéveme el alma,
vuélveme el impulso
llévame a mí mismo.
Yo sabré encender mi lámpara
en el tiempo oscuro, entre el viento frío,
volveré a ser fuego desde brasas quietas,
que alumbre y reviva mi andar peregrino.
Vuelve a susurrarme aquella consigna
desde el primer paso para un principio.
Muéstrame la garra que se necesita para levantarse desde lo caído.
Si me ves cansado, fuera del sendero,
sin ver más espacios que el de los abismos,
trae a mi memoria que también hay puentes,
que también hay alas, que aún no hemos visto.
Que vamos armados de fe y de bravura,
que seremos siempre lo que hemos creído.
Que somos guerreros de la vida plena,
que todo nos guía hacia nuestro sitio,
que en un primer paso, y en un nuevo empeño,
nos lleva a la forma de no ser vencidos.
Que el árbol se dobla,
se agita, estremece, deshoja y retoña,
pero queda erguido.
Que el único trecho que queda adelante,
es aquel que cubre nuestro pie extendido.
Si me ves cansado, fuera del sendero,
solitario y triste, quebrado y herido,
siéntate a mi lado, tómame las manos,
entra por mis ojos hasta mi escondrijo…
y dime… ¡se puede! e insiste, ¡se puede!
hasta que yo entienda que puedo lo mismo.
Que tu voz despierte, desde tu certeza,
al que de cansancio se quedó dormido.
Y tal vez, si quieres, préstame tus brazos,
para incorporarme, nuevo y decidido.
Que la unión es triunfo
cuando hombro con hombro vamos,
con el mismo brío.
Si me ves cansado, fuera del sendero,
lleva mi mirada hacia tu camino.
Hazme ver las huellas, que allá están marcadas,
un paso tras otro por dónde has venido.
Y vendrá contigo una madrugada,
la voz insistente para un nuevo inicio,
que abrirá otro rumbo porque…
¡Sí, he creído!... que siempre se puede…
se puede…

lunes, 6 de enero de 2014

El sentido de la vida Según Viktor Frankl “El sentido de la vida ha de buscarse en el mundo y no dentro del ser humano o de su propio psique, como si tratara de un sistema cerrado.... La auténtica meta de la existencia humana no se cifra en la denominada autorrealización... Ser hombre implica dirigirse hacia algo o alguien distinto de uno mismo, bien sea realizar un valor, alcanzar un sentido o encontrar a otro ser humano. Cuanto más se olvida uno de sí mismo -al entregarse a una causa o a una persona amada- más humano se vuelve y más perfecciona sus capacidades. En efecto, cuanto más se afana el hombre por conseguir la autorrealización más se escapa de las manos, pues la verdadera autorrealización sólo es el efecto profundo del cumplimiento acabado del sentido de la vida. En otras palabras, la autorrealización no se logra a la manera de un fin, sino más bien como el fruto legítimo de la propia trascendencia.” (El hombre en busca del sentido, Herder p133). Cuando velamos para el bien ajeno, el sentido de la vida cobra una relevancia más elevada: la autotrascendencia (lo de ir más allá de uno mismo) es para Frankl la esencia de nuestra humanidad...